La mala costumbre de la contraoferta

Para llegar al despacho de tu responsable y decir que abandonas la empresa para iniciar una nueva aventura profesional, debe existir un importante trabajo de reflexión anterior. Uno no toma una decisión de ese tipo de la noche a la mañana. En ese momento, la compañía puede tiene dos posibilidades: aceptar la baja voluntaria y la marcha del empleado (que puede ser un alivio en determinados casos) o intentar negociar con él/ella haciendo una contraoferta. La segunda opción demuestra una actitud reactiva, no proactiva. Se reacciona a posteriori ante la preocupación de que un buen empleado abandone el equipo y esto tiene sus peligros:
  • Puede dar la sensación de que en la empresa sólo se mejoran las condiciones económicas de los empleados cuando ellos amenazan con marcharse.
  • La compañía debe estar dispuesta a pagar más que la competencia, ya que deberá mejorar las condiciones del otro empleo. Esto puede suponer acabar pagando más que si se hubiera tomado antes la decisión.
  • Genera mala imagen de la una empresa que no tiene una política retributiva coherente.
  • Si el candidato acaba aceptando la contraoferta, puede crearse la desconfianza de alguien que ha sido infiel en un momento dado y que podría volver a serlo en el futuro, con lo que se limitan sus posibilidades reales de crecimiento.
La contraoferta debería ser un último recurso a utilizar sólo cuando no queda más remedio. Además debe ser sincera, ya que algunas empresas ofrecen esta opción mientras encargan a una consultoría que busque a otro candidato que pueda suplir al empleado que quería marcharse. Además del problema ético que puede suponer este tipo de acciones, debemos recordar siempre que un empleado se irá, pero el resto se quedarán y pueden llegar a saber todo lo sucedido.

Como empleado, no sólo hay que valorar la cantidad económica de la contraoferta. Debe considerarse, sobretodo, si es posible que pasados unos meses vuelvan a repetirse aquellas cosas que hicieron tomar la decisión de marchar.

Para evitar que las personas más valiosas de la organización deseen abandonarla, debe desarrollarse una buena gestión de RRHH, con una política retributiva justa y bien definida, con planes de carrera transparentes y con un importante marketing interno.

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