Conciliación laboral y otras mentiras

Hace unos años asistí a unas jornadas sobre conciliación laboral y familiar organizadas por el Ayuntamiento de Sabadell. Las ponencias iban a cargo de los responsables de RRHH de una conocida Caja de Ahorros catalana, una cooperativa de librería y papelería y una empresa metalúrgica. Escuchando a los dos primeros todo parecía idílico: las trabajadoras (todos admitían que el sexo femenino se acoge de manera más numerosa a este tipo de medidas) podían trabajar en horario matinal sin ningún problema y eso hacía que pudieran ir a recoger a sus hijos a la guardería sin ningún inconveniente. La visión del problema por parte del responsable de RRHH de la metalúrgica fue bien diferente. Una caja de ahorros abre sus oficinas a las 8 y las cierra a las 14. En el almacén de una cooperativa de la trabajadora puede hacer un horario matinal que se adapta a sus necesidades. Sin embargo, la industria metalúrgica trabajaba en tres turnos de 8 horas para mantener la producción en funcionamiento de forma constante. De esta manera, a priori, con 3 turnos horarios sería suficiente. En la conferencia, el responsable de RRHH de la empresa admitió que tenían más de 42 horarios diferentes, casi todos concentrados en el turno de mañana, lo que dificultaba mucho la cobertura de los turnos de tarde y noche sin incrementar la plantilla.



Han quedado muy atrás los tiempos en los que el padre de familia trabajaba fuera de casa y aportaba el dinero mientras su esposa cuidaba de los hijos y la casa. La incorporación de la mujer al mercado laboral supone un cambio social importantísimo y un avance enorme en materia de igualdad. Sin embargo, actualmente, muchas empresas tienen verdaderos problemas para dar respuesta a esta demanda social y, no nos engañemos, muchas veces repercute directamente sobre la productividad. Ambas partes responden a esta situación de la misma manera: "¿y qué quieres que haga?". Los padres no tienen forma de educar a sus hijos si no están con ellos y la empresa no encuentra la fórmula para gestionar la cobertura de horarios por parte de sus plantillas. Varias sentencias demuestran que la norma tiende  proteger el cuidado de los menores (como es lógico), pero esto supone un reto más para los departamentos de RRHH.

Me escandaliza ver como muchas noticias, artículos o blogs venden la conciliación laboral como una situación con la que se incrementan la productividad y la motivación de las plantillas. Es posible que esto ocurra en algún caso, pero no en la mayoría. Hoy por hoy, la conciliación de la vida laboral y familiar sigue siendo un problema para muchas empresas y muchas familias. Negarlo no va a ayudar a solucionarlo.

Por cierto, ¿cuántos padres encuentran plaza en la guardería pública?

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